El Australiano/Polaco

Estimados seguidores. Como ustedes sabrán, por mis antiguas aventuras compartiendo piso, todos mis compañeros se han caracterizado siempre por su higiene (ausente), sus ronquidos (presentes) y en general, por los vínculos que hemos forjado después de meses viviendo bajo el mismo techo (ninguno).

Por eso, esta vez decidí a aventurarme en mi primera experiencia en solitario. A pesar de eso, todavía no he podido hacer mi sueño realidad, porque aunque me he buscado un acogedor pisito para mí solo en el barrio más hipy de Berlín, durante estas dos semanas tendré que compartirlo con el compañero de piso de mi casero. Es decir que he heredado a su compañero de piso, al que yo llamo El Australiano/Polaco.

Cuando mi casero me dijo que iba a vivir al principio con un australiano que estaba estudiando en la universidad, siempre imaginé que por fin viviría con un compañero de piso en condiciones: un australiano rubio y alto con el que salir de marcha en busca de berlinesas sedientas de mi atractivo latino (Ro, aquí soy irresistible, lo siento). Pero cuando lo conocí, todas mis expectativas de esfumaron al primer golpe de vista.

El Australiano/Polaco (AP) son de esos que dan la mano flojita (puuuuurrrrr, qué coraje). Es chico, tiene colmillitos y coleta de esas que tiene muchas entradas –como la de Tamariz-. Y habla raro, como todos los australianos. Realmente tiene mucho más de Polaco que de Australiano, así que cuando le pregunté interesado que de dónde era su familia me dijo que…toda la familia de su madre son de Polonia!! Jeje. Este fin de semana lo ha pasado allí, en una boda de unos primos cracosios. Me ha dicho que ha sido muy divertida, pero su concepto de diversión puede que deje mucho que desear a tenor de lo que os voy a contar ahora.

Yo creo que él piensa que el raro soy yo, pq lo primero que hice fue cambiar todas las cosas de la cocina de sitio (él lleva viviendo aquí desde septiembre, así que cuando entró en la cocina se quedó blaco, más aún) y meter todas las especias en una caja, porque esto olía como la casa de Apu cuando cocinan pollo al curry. Fregoteé todo a conciencia y volví a comprar una fregona nueva, una escoba (aquí sólo tienen el cepillito cutre ese pa dejarte la espalda) y (por supuesto) un ambientador “Brisa oceánica”. Lo compré en honor al AP, por si le recordaba la fragancia a su tierra. Australia, por supuesto.

A continuación voy a hacer un breve desglose de las actividades diarias del AP.

Como es chico, nunca sabes si el AP está o no en casa. A veces entras en la cocina y te lo encuentras deglutiendo un revuelto de cosas. Nunca me he atrevido a preguntar de qué cosas y de dónde las saca, pq en el frigo sólo hay cosas mías y un bote de pepinillos y ketchup que ya estaban allí. Me da miedo que sólo se alimente de eso. Un día de estos me lo encuentro pegado al techo con la lengua fuera cazando bichitos con sus colmillitos. Qué miedo. Por las noches, confieso que cierro la puerta con pestillo y me acuesto con un desodorante que me hace las veces de spray anti violadores. Viva la vida en solitario!

Hoy tenía examen, así que se ha levantado a las 11, ha visto una serie y se ha ido. Ha vuelto a las 16 diciendo que todo bien. Se ha tomado otro revuelto y se ha metido en su cuarto a ver su serie.

Mi gran poder de análisis, me ha hecho entender cómo se divierten los AP. Son gente sencilla que necesitan poco para pasar un buen rato. Más bien no necesitan nada, ni a nadie, porque ellos se lo guisan y ellos se lo comen. Después de 9 meses aquí, el AP no tiene amigos. Justo después de la uni, se vuelve a su casa y, tras tomarse su nutritivo revuelto de cosas, se mete en su cuarto y se prepara para una velada deliciosa viendo su serie favorita.

Su serie favorita (no me revela cuál es por temor a que la vea yo también) es una de esas sit coms, con muchas risas enlatadas y gente rubia con el pelo cardado y hombres con camisas de flores. Tiene que ser muy divertida porque las risas de lata, el AP las acompaña con gruñiditos que sugieren que se está divirtiendo. A lo mejor puede ver 8 capítulos seguidos –con sus gruñiditos oportunos- sin levantarse de su cama. Es la leche.

Mientras escribía este post, el AP se ha presentado en la cocina con sus pantalones cortos verdes, un polo de rayas finitas blancas y negras, y su chaqueta azul que le queda grande. Lo que viene siendo una pena. Llevaba una maleta y he creído entender que ha dicho que volverá el domingo o el lunes.

Aprovecharé para entrar en su cuarto, grabar un vídeo y mostraros la sencillez con la que vive este ser humano.

Inquietante.

Asustadamente vuestro:

El Jo.